Para elegir las herramientas a utilizar, antes debemos identificar
las fases del proceso que forman el ciclo de vida de un desarrollo web.
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Diseño:
el diseño consiste en crear esbozos de la web final mediante una herramienta gráfica, como Photoshop, GIMP o Inkscape.
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Maquetación HTML/CSS:
la maquetación consiste en convertir los esbozos creados en la fase anterior en plantillas HTML,
su respectiva hoja de estilos, y las imágenes usadas. Es posible
saltarse la fase anterior para comenzar directamente con esta fase,
dependiendo de si dominamos herramientas como Photoshop o no.
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Programación cliente:
la programación cliente consiste básicamente en Javascript. Una web
puede no tener necesidad de hacer programación cliente, como puede ser
una pequeña web corporativa con poca información estática, o puede que
requiera enormes esfuerzos en esta fase, como ocurre con los proyectos Web 2.0.
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Programación servidor:
en esta fase, que se desarrolla junto con la anterior, crearemos la
aplicación web en un lenguaje de servidor, como puede ser PHP, ASP .NET,
Python, Perl, etc.
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Depuración:
esta fase enlaza la anterior con la siguiente, y es donde haremos las pruebas unitarias, aserciones, trazas, etc.
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Pruebas en local:
en nuestro servidor local haremos todas las pruebas posibles.
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Subir ficheros al hosting:
una vez nuestra web esté completada y bien testeada en nuestro
servidor local (desarrollo), la subiremos al servidor del hosting
elegido (producción). Dependiendo del hosting, podremos usar FTP, SFTP
(SSH), WebDAV, o incluso Subversion.
Yo aconsejo usar Subversion si así lo permite el servidor, por su
comodidad y rapidez, además de por su principal utilidad, que es la de
control de versiones.
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Pruebas en hosting:
realizaremos las últimas pruebas en el servidor del hosting para
comprobar que el cambio de servidor no ha afectado a nada. Para evitar
problemas, nuestro servidor local debe tener exactamente la misma
configuración que el servidor del hosting.
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